Después de los sismos de 1985, científicos y expertos de Estados Unidos y México, a través del CONACYT se reunieron para hacer observaciones y proponer tópicos de investigación para aprender mejor las causas y consecuencias de aquellos sismos.
Entre estos temas, se sugirió el estudio de la factibilidad social y técnica de un sistema de alerta para la Ciudad de México utilizando instrumentos sísmicos a lo largo de la costa. La implementación de esta alerta la llevó a cabo el Centro de Instrumentación y Registro Sísmico CIRES, A. C. en 1989, cubriendo inicialmente la zona de mayor peligro de la zona de Guerrero. Posteriormente, el gobierno de Oaxaca en 1999, contrata a ese Centro para desarrollar el Sistema de Alerta Sísmica de Oaxaca cubriendo las regiones sísmicas más importantes ubicadas en ese estado.