El día 7 de junio de 1911, aconteció un terremoto asociado a la historia de México, que además formó parte de la letra de un corrido.
Fue a mediados de 1911 cuando recién había dejado la silla presidencial Porfirio Díaz, y precisamente ocurriría a escasas 7 horas antes de la espectacular entrada de Francisco I. Madero a la Ciudad de México.

El Servicio Sismológico Nacional (SSN) fue creado en septiembre de 1910, por lo que este sismo fue de los primeros que esta institución registró. Fue mejor conocido como el “temblor maderista”. Tuvo su epicentro en Ciudad Lázaro Cárdenas Michoacán y la magnitud fue de 7.6.
Este terremoto generó daños en la Ciudad de México, fallecieron 30 personas del Regimiento de Artillería en Rivera de San Cosme. Provocó daños importantes en el altar de la iglesia de San Pablo.
Sin embargo, con la alegría de la llegada de Francisco I. Madero a la capital, poca atención recibió este terremoto.
El día 8 de junio los periódicos hicieron mención del temblor, pero más grandiosa era la noticia de la entrada de Madero a la capital que ocupó las 8 columnas y hasta un corrido se hizo para dejar plasmado el histórico momento: “Y decían unos que sí, y otros decían que ¡no, no!,¡lo cierto es que a su llegada hasta la Tierra tembló!.
¡Hasta la tierra tembló!
Amigo te contaré,
lo que el día siete acaeció
¡que al llegar el gran Madero,
hasta la Tierra tembló!
Inmortal siete de junio,
porque ninguno sabía
que por voluntad de Dios
la aurora saludaría.
¡Qué dices mano?, ¡qué dices?,
¡la divina voluntad
nos ayudó a que Madero
entrara a la gran ciudad!
Y decían unos que sí,
y otros decían que ¡no, no!,
¡lo cierto es que a su llegada
hasta la Tierra tembló!
“¡Échate l’otra y no olvides
lo que el día siete pasó;
¡que al acercarse Madero
hasta la Tierra tembló!”
A las dos llegó en un tren
y todo el mundo aplaudió;
sería voluntad de Dios,
¡que hasta la Tierra tembló!
Y las máquinas silbaban,
y flotaban pabellones,
las campanas repicaban,
y latían los corazones.
¡Mejor ya no me recuerdes!,
y esto la historia grabó,
¡qué dichas las de Madero,
que hasta la Tierra tembló!
Al saber que ya venía,
la gente se conformó;
todo fue una pesadilla
y el susto se le acabó.
Anónimo
Fuente: María y Campos, Armando de ”La Revolución Mexicana a través de los corridos populares”, tomo I, México, Biblioteca del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, 1962.
Fuentes consultadas:
Servicio Sismológico Nacional SSN

