6 de octubre de 2014
El Sistema de Alerta Sísmica Mexicano -a cargo del Centro de Instrumentación y Registro Sísmico (CIRES)- requiere de mayores recursos para emprender investigaciones e instalar instrumentos con tecnología de punta, incluso en el mar, aseveró en la UNAM Xyoli Pérez Campos, jefa del Servicio Sismológico Nacional (SSN).
Entre 1900 y 2010 se registraron en México 182 sismos superiores a los 6.5 grados en la escala de Richter. El más notable fue el terremoto del 19 de septiembre de 1985, que tuvo efectos catastróficos en el país y, especialmente, en la Ciudad de México.
En la mesa redonda «Los avances y retos del riesgo sísmico», realizada en el marco de la Semana Sísmica y de la Prevención, en Universum, Museo de las Ciencias, especialistas coincidieron en señalar que el conocimiento científico es prioritario para evaluar el peligro y diseñar las políticas públicas y estrategias a fin de reducirlo y mitigarlo.
Los expertos aludieron a la relevancia de conocer las fuentes potenciales de eventos futuros para plantear escenarios según la intensidad de las ondas y las características de las estructuras.
Pérez Campos explicó que México está ubicado en las placas tectónicas de Norteamérica, Rivera, Cocos, Caribe y Pacífico, que al desplazarse o interactuar entre sí provocan movimientos en el suelo.
Con el análisis de la información de los eventos de mayor magnitud de la última centuria, las regiones del Golfo de California y el Pacífico fueron identificadas como las de mayor ocurrencia, y las del norte, noreste y Península de Yucatán, las de menor incidencia.
Entre 2005 y 2014 se registraron 26 mil 152 en el país, con magnitudes desde los tres hasta los 7.4 grados en la escala de Richter, la mayor parte en los contactos entre las placas tectónicas. Chiapas y Guerrero son los estados con más actividad y, por ende, los de mayor peligro, detalló.
Manifestó que es indispensable realizar evaluaciones en todo el territorio nacional. Con el trazo de las fuentes potenciales en una localidad o región y el conocimiento de los efectos locales en cada perímetro es posible construir escenarios hipotéticos para determinar las repercusiones de eventos de distintas magnitudes.
Además, se establece la vulnerabilidad de la zona con datos de infraestructura, condiciones sociales, económicas y políticas, entre otras, que afectan el resultado final de los fenómenos. Un temblor causará más daños en sitios con casas de adobe y tendrá repercusiones menores en las que cuentan con estructuras de acero y concreto reforzado.
En tanto, Jonatán Arreola, del Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), enfatizó que es necesario crear, gestionar y promover políticas públicas para reducir catástrofes.
MUY BUENA INFORMACIÓN . JUSTO LO QUE BUSCABA PARA EXPONERLO A MIS ALUMNOS
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Gracias Margarita por visitar nuestro blog. Esperamos que le sea útil la información que publicamos y estamos a sus órdenes para ampliar la información y con gusto podemos invitarla a nuestro centro para que conozca más de nuestros desarrollos.
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