El sismo del 19 de septiembre 1985 fue un fenómeno natural importante, que dio la oportunidad de aplicar ingeniería sísmica para generar información encauzada a la mitigación del riesgo sísmico en nuestro país e impulsó tener más conocimientos sobre las características y el comportamiento del suelo del Valle de México ante los sismos.
Las consecuencias de este sismo, hicieron que la sociedad mexicana diera pasos para transformarse, ”en el ámbito académico y social, surgió la noción de: sociedad civil”;[1] adicionalmente hubo cambios en la vida política y económica de nuestro país.
La obra de Elena Poniatowska “Nada, nadie: Las voces del temblor” narra en viva voz de los afectados las situaciones que vivieron durante y después de los sismos de 1985 en la Ciudad de México. Las historias reales se enmarcan dentro de la tristeza, impotencia y horror; pero contrarrestadas por la respuesta solidaria de los sobrevivientes y los voluntarios que sin pensarlo se lanzaron con lo que tenía a mano para ayudar al rescate de los afectados de manera incondicional.
En su lectura se logra comprender cómo y cuánto les afectó a los sobrevivientes la falta de apoyo gubernamental, la apatía de las autoridades e incluso el saqueo por parte del ejército. También describe el sentir de los voluntarios al ver la ciudad en tal grado de destrucción y en su lucha por rescatar a los sobrevivientes. Elena Poniatowska relata con gran detalle los momentos de intenso dolor emocional de todos los involucrados.
Las situaciones descritas conforme transcurrieron las horas y días de desesperación y el desánimo, tomadas de los testimonios y voces de los afectados y rescatistas, buscan permanecer en la memoria, que queden como la muestra de lo que pasó y de lo que debemos aprender para que no vuelva a repetirse. “Nada, nadie. Las voces del temblor” es la voz de los damnificados, de los voluntarios, de la sociedad conformada por todos y cada uno; sociedad que reconoció que tenía derechos y merecía un trato justo, y que en momentos tan difíciles conoció su gran importancia.
Nada se olvidará de lo que dijeron las voces aquellos días fatídicos, Nadie olvidará lo que vivió en esos terremotos de 1985. Hoy, aún falta mucho por hacer para no repetir la misma historia, para no volver a sufrir el mismo dolor y que no se vuelva a escuchar lo que dijeron esas voces…