En 1989, posteriormente de los sismos ocurridos en 1985, se llevó a cabo una mesa redonda organizada por el Centro de Investigación Sísmica de la Fundación Javier Barros Sierra, ahí se trató el tema de los sismos, pero visto desde diferentes perspectivas. Lo trabajado ahí se conjuntó en el libro: Macrosismos: aspectos físicos, sociales, económicos y políticos. En los trabajos presentados, la doctora Virginia García Acosta, menciona que recabó información sobre sismicidad y factores sociales y políticos del periodo de 1455 a 1912. En los documentos utilizados para su investigación encontró que durante el periodo colonial, resalta la influencia de la religión en la vida de las personas. En el caso de la ocurrencia de los sismos, los documentos que recopiló decían: “ que un sismo había durado uno o dos credos, rezados con devoción».
Adicionalmente, en el Tomo II de Los sismos en la historia de México, en el que se aborda el aspecto social del fenómeno sísmico, la misma autora señala que la medición de los sismos se realizaba de manera cualitativa: duraban “mucho”, “poco”, o fueron de “corta” o de “larga duración” y se mantuvo esa costumbre en el siglo XVII, particularmente en eventos que acontecían durante la noche”.
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