

Detrás del sonido de la alerta sísmica hay un trabajo constante, silencioso y altamente especializado. Las brigadas del CIRES realizan en campo una serie de actividades técnicas y logísticas que aseguran que cada estación esté en condiciones óptimas para detectar, registrar y transmitir información en tiempo real.
Las actividades se dividen principalmente en tres tipos de servicio:
1. Servicios programados o preventivos: revisiones periódicas que garantizan el correcto funcionamiento de las estaciones, torres y equipos de comunicación.
2. Servicios correctivos: atención inmediata cuando una estación deja de reportar, presenta fallas de voltaje o problemas en los sensores.
3. Lectura de registros: recuperación manual de datos tras un evento sísmico que haya activado las alarmas o generado información relevante.
Cada intervención implica la revisión de componentes eléctricos, antenas, gabinetes y sistemas de energía solar, además del registro detallado en bitácoras técnicas.
El trabajo en campo no se limita a lo técnico. Los integrantes de las brigadas enfrentan terrenos accidentados, largas caminatas, subidas a torres y climas cambiantes. En un mismo día pueden pasar del calor intenso a la lluvia torrencial o la neblina densa.
A esto se suman riesgos naturales: serpientes, alacranes, arañas y picaduras de insectos que forman parte del entorno en el que operan.
La dificultad del terreno y la exposición constante a condiciones desfavorables hacen que la seguridad sea un elemento fundamental en la labor de las brigadas.
Antes de cada salida, los equipos realizan evaluaciones de riesgo, revisan rutas, comprueban herramientas y portan equipo de protección como cascos, arneses, guantes y botas antiderrapantes.
Durante los ascensos a torres o trabajos eléctricos, se siguen protocolos estrictos para prevenir caídas, descargas o accidentes. Incluso en situaciones de emergencia, cuando el tiempo es crítico, las brigadas equilibran la rapidez con la seguridad para garantizar que ninguna acción comprometa su integridad ni la continuidad del servicio.
En muchos sitios, el hospedaje y la alimentación son improvisados; los equipos descansan en casetas, refugios o incluso dentro de los vehículos. A pesar de ello, la labor no se detiene. La prioridad es mantener la red operando, sin importar las dificultades.
Además de las tareas de mantenimiento, las brigadas también realizan labores de apoyo en situaciones de emergencia. Un ejemplo reciente fue la recuperación de enlaces de comunicación tras el paso del huracán Otis en 2023, donde las torres de comunicación en el sitio “El Veladero” fueron derribadas. En menos de 5 días, gracias a la coordinación y el esfuerzo en campo, se restableció la comunicación de la mayoría de las estaciones afectadas.
Este nivel de compromiso refleja la esencia del trabajo de las brigadas: combinar conocimiento técnico, esfuerzo físico y vocación de servicio. Cada actividad, cada registro, cada subida a una torre, contribuye a un mismo propósito: asegurar que la señal de la alerta sísmica llegue a tiempo cuando se necesita.
