Cuándo se produjo un sismo, en dónde se localizó el epicentro, cómo se originó y cuál fue su magnitud e intensidad, son algunas de las preguntas que los investigadores dedicados a la paleosismología y a la arqueosismología intentan responder; lo anterior con el fin de conformar catálogos sísmicos más completos, los cuales son importantes herramientas para el análisis de peligrosidad sísmica de una zona.
La paleosismología estudia los sismos que ocurrieron en el pasado y a la reconstrucción de estos fenómenos, a través de las fuentes históricas como los códices y las construcciones arqueológicas, se le conoce como arqueosismología, explicó el doctor Víctor Garduño Monroy, de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH).
Analizar y caracterizar eventos sísmicos que han ocurrido en el pasado, y que son susceptibles de incorporarse a los catálogos sísmicos, requiere del estudio de documentos históricos, de los registros geológicos y del análisis arqueológico. De ahí que las investigaciones de arqueosismología se apoyen en disciplinas como la historia, la arqueología, la arquitectura, la ingeniería y la geología.
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