El devastador terremoto en Nepal fue un desastre que los expertos sabían que ocurriría. Hace apenas una semana, unos 50 sismólogos e investigadores sociales de todo el mundo llegaron a Katmandú, la capital de Nepal, a fin de dilucidar cómo preparar a esta ciudad pobre, congestionada, excesivamente urbanizada y con construcciones de mala calidad para que hiciera frente a un gran sismo como el que la arrasó en 1934.
Los expertos sabían que estaban en una carrera contra el tiempo, pero desconocían que sus temores se materializarían tan pronto.
Desde hace mucho tiempo se temía que ocurriera un sismo en Katmandú, no sólo porque la ciudad se encuentra en una falla sísmica natural, sino porque sus secuelas serían más graves debido a factores humanos locales.
Un movimiento telúrico de la misma magnitud puede tener consecuencias más serias en diversas partes del mundo por el tipo de edificios y la cantidad de habitantes, aspectos que el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS por sus siglas en inglés) ha calculado con anticipación.
“Con un crecimiento anual de la población de 6,5% y una de las densidades urbanas más altas del mundo, los 1,5 millones de habitantes del Valle de Katmandú evidentemente enfrentaban un peligro grave y cada vez mayor de ser afectados por un terremoto”, se dijo en el informe al plantear “el problema” que enfrenta la zona.
Además, durante años no hubo normas de construcción y sí un desarrollo urbano sin control, debido a lo cual casas y otras estructuras podían ser construidas sin tomar en cuenta la resistencia a algún sismo, de acuerdo con el informe. Ahora existen normas de construcción, pero eso no sirve a las estructuras más antiguas, y los códigos carecen del rigor suficiente, informó otro sismólogo.
“Quien viva en el Valle de Katmandú tiene otras prioridades, afronta peligros y situaciones desagradables a diario en función de la calidad del aire, la calidad del agua, la contaminación, el tráfico y simplemente la pobreza”, dijo el sismólogo James Jackson, jefe del departamento de ciencias de la Tierra en la Universidad de Cambridge. “Pero eso no implica que los terremotos no ocurran”.
El Valle de Katmandú es una zona de alto riesgo sísmico, donde se unen la placa india con Asia para crear, tras millones de años de lento avance, la cordillera más alta del planeta.
La ONG californiana Geohazards International, que promueve proyectos para reducir el impacto de catástrofes naturales en países pobres, ya había avisado de que, cada más o menos 75 años, el Valle de Katmandú es escenario de un terremoto intenso.