Te invitamos a leer una nueva y divertida sección de este blog. Publicaremos entradas sobre mitos, leyendas, dioses y santos relacionados a los terremotos.
En esta primera entrega, te contamos la historia de Ōnamazu o Namazu , el dios de la mitología japonesa que con su gran cuerpo y movimientos violentos es el causante de los terremotos en el país del sol naciente.
Los terremotos se explicaban por los movimientos de deidades o criaturas que cargaban las principales islas de Japón como dioses, gigantes, bueyes, dragones, serpientes o peces. Para el siglo XVIII el Ōnamazu reemplazó a todos estos seres en el imaginario popular. Durante el siglo XIX y después del terremoto de Edo (Tokyo hoy en día) en 1855, se consideró como un castigo del Namazu a la avaricia del hombre, lo que obligó que las personas redistribuyeran sus riquezas. Así pues, a Namazu no era positivo ni negativo, se le consideró como un dios que cumplía con la rectificación del mundo y lo llevaba a su salvación.Se cree que esta historia nació a raíz de la creencia popular de que los peces pertenecientes a la especie siluros actúan de forma extraña antes de que suceda un terremoto.
Aquí la leyenda
Namazu es un dios en forma de pez que pertenece a la especie de los siluros o pez gato, es de gran tamaño, de una fuerza incontrolable, vive en el fondo de la tierra, está asociado a todo tipo de desgracia o desastre. Posee un mal genio, se dice que no le gusta recibir órdenes, ni que lo traten de dominar.
Namazu vive bajo la custodia del dios Kami Kashima, su guardián, una deidad que protege a los japoneses de los terremotos y de las fechorías del enorme pez gato; quien lo tiene sometido bajo una sagrada y pesada roca, llamada Kaname- ishi, que impide que se mueva. Esta roca representa el punto en el que se cruzan todas las deidades y el enclave defensivo del mundo espiritual que mantiene las fuerzas negativas de la naturaleza bajo control. Capaz de transformarlas en positivas, con la finalidad de traerle un balance al mundo terrenal y espiritual.
Sólo que a veces Kami Kashima, al tener que cumplir con sus tareas con otros dioses, no siempre puede presionar la roca, entonces descuida a Namazu, se mueve y da coletazos causando los terribles terremotos que azotan a Japón. Entonces Kashima regresa y ejerce presión en Kaname-ishi para controlar a Namazu.
Algo de historia
En el siglo XVI, se encuentran las primeras referencias históricas acerca de la conexión entre el gigantesco siluro mítico y los terremotos. Según el arquitecto japonés Ueda Athushi, las pagodas japonesas de madera (Go ju no to: Torres de cinco láminas) esconden secretos de más de mil años que hablan de una preocupación de sus constructores por evitar los daños de los movimientos de Namazu.
Sabemos que esa superstición se mantuvo durante largo tiempo, porque cada vez que había un fuerte terremoto en las postrimerías del periodo EDO (Siglo XVIII y primera mitad del XIX) se vendían gran cantidad de dibujos xilográficos namazu-e, todos mostrando algún tipo de relación entre el siluro y la actividad sísmica.
“En esta impresión, el dios Kashima se representa en la esquina superior derecha. La roca Kaname-ishi, retratado como una persona, se coloca en la cabeza del pez gato, mientras que una multitud de personas tratan de dominar a la bestia gigante. La gente de la izquierda que no están ayudando a someterlo incluyen trabajadores de la construcción y otros que normalmente se benefician de los terremotos”
¿De cuándo data esta conexión entre los terremotos y el siluro y cómo se expresaba?
El primer texto conocido que recoge la conexión entre el siluro y los terremotos es una carta de Toyotomi Hideyoshi (1536-98), el unificador de Japón. En las postrimerías de su vida decidió construir un castillo en el distrito Fushimi de Kioto y, por supuesto, lo quiso proteger contra los terremotos. En su carta al oficial de Kioto a cargo de la administración, escribió: “Durante la construcción del Castillo de Fushimi, asegúrese de aplicar todas las medidas de seguridad del siluro”. La elección de esas palabras indica que al menos en 1592, fecha de la carta, ya se había establecido la conexión entre el siluro y la actividad sísmica.
El famoso poeta Matsuo Basho (1644-94) establece la misma conexión. Este verso aparece publicado en 1678:
O-jishin tsuzuite ryu-ya noboru ran.
Takejujo-no namazu narikeri.
La primera línea es un poema corto de Jishun, alumno de Basho, en el que describe los terremotos fuertes como un dragón emergiendo violentamente desde el fondo marino. La segunda línea, de Tosei (seudónimo de Basho), ironiza: “No, se trata de un siluro gigante moviéndose”.
Muchos dibujos xilográficos ilustran dicha conexión a mediados del siglo XIX. Tras un gran seísmo que golpeó Edo (actual Tokio) en 1855, los artistas publicaron entre 200 y 300 dibujos Namazu-e de naturaleza ingeniosa o satírica, disculpándose en nombre del siluro. Algunos fueron vendidos como conjuros para proteger a su propietario de posibles calamidades futuras, en algunos casos agradeciendo a ese pez por utilizar los terremotos para cambiar el mundo para bien.
“Este dibujo representa un namazu como sacerdote sentado dentro de un rosario gigante. La criatura no quiere causar ningún más terremotos, pero los “adoradores” – comerciantes como madereros y carpinteros que se benefician de la catástrofe – están orando para que actúe de nuevo. Los fantasmas de las víctimas del terremoto flotan por encima”
Fuente imágenes y texto:
https://hablemosdemitologias.com/c-mitologia-japonesa/namazu/
Texto:
https://web-japan.org/nipponia/nipponia33/es/animal/animal01.html
http://japonpop.japonshop.com/namazu-el-pez-de-los-terremotos/
https://hablemosdemitologias.com/c-mitologia-japonesa/namazu/
https://sobreleyendas.com/2011/03/21/namazu-el-dios-japones-de-los-terremotos/
https://www.mitologia.info/namazu/
https://mentescuriosas.es/en-la-mitologia-japonesa-namazu-es-el-responsable-de-los-terremotos/