El día de la unión arranca en la época actual, en el monumento a los caídos el 19 de septiembre de 1985.
Esta película hace un homenaje a las víctimas del terremoto del 85, centrándose en la historia del personaje de Max (Kuno Becker) y el rescate de su hijo Tiko (Ramiro Cid) junto con su perro Basti y paralelamente al origen de los topos, las injusticias sufridas y la corrupción.
El guion escrito por Kuno Becker está lleno de patriotismo y heroicidad para el pueblo mexicano, ya que las actuaciones se inclinan a todo lo ocurrido por parte de todos los voluntarios y héroes anónimos en ese terrible suceso.
Existen momentos emocionantes durante el filme, y como espectador te hace estremecer emocionalmente, tan solo imaginar que es un escenario muy distante a la realidad, pero incluso difícil de ver.
Los efectos audiovisuales y musicalización le dan un aire hollywoodense y aunque la cinta era algo ambiciosa, cae en los clichés e incongruencias dentro de la misma producción.
Y aunque la producción y el cuerpo actoral quedó un poco en deuda, el punto de una mirada al heroísmo de ese día catastrófico se pudo mantener en alto con los discursos que dan durante la película los personajes de Javier (Armando Hernández) y Max (Kuno Becker).
“Creo que México necesita recordar quién es. Lo sabe, pero necesita tenerlo más claro. Somos un país unido y fuerte, y la película nos lo recuerda. Tenemos que entender y tomar acción para ser el mejor país del mundo”, cuenta Kuno.



