Impactos del sismo del 2017 y la contribución de la RACM

Para entender el grado de daños que tuvo la Ciudad de México con el sismo del 19 de septiembre del 2017 es necesario partir de dónde fue el epicentro, ya que por su cercanía impactó de una manera difícil de olvidar, a pesar de que su magnitud fuera de 7.1, siendo menor a la de otros sismos como el que sucedió el 7 de septiembre del mismo año; el epicentro de este temblor fue en la frontera del estado de Morelos y Puebla, a 120 km al sur de la Ciudad de México, dentro de una fractura de la placa de Cocos debajo de la placa de Norteamérica; teniendo una profundidad de 51.2 km, es decir una profundidad media, haciendo que en la CDMX se sintiera con gran intensidad, causando graves daños.

De acuerdo con los estudios del suelo y propagación de ondas de la capital han demostrado que está ubicada, en su mayoría, sobre suelo lacustre, ya que fue construida sobre varios lagos, siendo un suelo peligrosamente susceptible a los movimientos telúricos, amplificando y resonando las ondas sísmicas, lo que puede generar mayores daños estructurales, ya que, no solamente se siente más intenso el sismo, sino que dura mayor tiempo, causando un efecto como si se sacudiera una gelatina y se quedara en movimiento durante un rato más.

Por estas razones, el sismo del 19 de septiembre del 2019 se sintió bastante fuerte y gracias a los resultados de la Red Acelerográfica de la Ciudad de México podemos notar el comportamiento del suelo en la capital. Según los registros de la RACM 23 de las 81 estaciones instaladas en el Valle de México marcaron una intensidad severa, mientras que la estación CH84 ubicada en la escuela primaria López Portillo en la alcaldía Coyoacán registró una aceleración máxima (Amax) del suelo producida por las ondas sísmicas de 225.60 cm/s², siendo éste el Amax mayor registrado por la RACM durante este movimiento (como se puede ver en la siguiente imagen).

Los daños en edificios, no solamente dependen del Amax del suelo, sino del período de las ondas sísmicas y de las características propias de cada construcción (su tamaño, material, número de pisos, daños previos, etc.). Según el Reporte de edificios dañados por sismo en 2017 del gobierno de la CDMX, las alcaldías que sufrieron mayores daños por este sismo fueron: Cuauhtémoc (1 194 reportes), Benito Juárez (904), Coyoacán (401) e Iztapalapa (345). En cuanto al estudio por colonias, los daños más evidentes ocurrieron en la alcaldía Cuauhtémoc en las colonias Centro, Cuauhtémoc, Juárez, Roma Norte y Sur, Hipódromo y Doctores; dentro de la alcaldía Benito Juárez, las colonias Del Valle (en sus tres secciones), Narvarte (Oriente y Poniente), Santa Cruz Atoyac, Portales (Norte y Sur), Álamos y Nápoles. En Coyoacán destacan las colonias: Parque San Andrés, Campestre Churubusco y Paseos de Taxqueña; en Miguel Hidalgo, las colonias Polanco y Anzures. Y con menos reportes destacan de forma aislada las colonias Lindavista en Gustavo A. Madero y la Agrícola Oriental en Iztacalco. Es decir, las zonas más afectadas fueron principalmente la zona centro de la Ciudad de México, y después la zona poniente y en tercera medida, la zona sur, principalmente en las alcaldías Tláhuac, Xochimilco e Iztapalapa, en donde aparecieron grietas, pero no hubo tanto derrumbe como en las alcaldías ya mencionadas.

Como se puede observar, la mayoría de las colonias antes mencionadas, no solamente están dentro de la zona de lago, sino que fueron las primeras en edificarse dentro de la capital, aunque más allá de su antigüedad, las construcciones afectadas no tomaron en cuenta las capacidades de carga del suelo que hoy se conocen, por consiguiente, lo más probable es que no cumplan con las normas actuales del reglamento de construcción, mismo que no aplica retroactivamente.

Otro de los factores que causaron varias tragedias durante el sismo, es que aunque exista un reglamento para las obras más recientes, algunas tienen faltas importantes ante las normas, ya sea desde el inicio de su construcción o porque se van haciendo ajustes sobre la marcha de ésta, adaptándose a las necesidades de la gente sin consultar a un estructurista que pueda ver la salud de la obra y si son factibles los cambios que se requieren, y ponen en riesgo tanto la construcción como la vida de las personas que la habiten.

Este sismo no solamente marcó la memoria de los que vivimos esta experiencia, sino que hay estudios que indican que el movimiento fue tan fuerte que despertó fallas geológicas que se encontraban inactivas, como la Plateros-Mixcoac causando así mayor cantidad de sismos locales desde entonces.

Fuentes:

https://ciencia.unam.mx/leer/652/-que-ocurrio-el-19-de-septiembre-de-2017-en-mexico-

http://www2.ssn.unam.mx:8080/catalogo/

https://dev-sieg.cdmx.gob.mx/maps/2237

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