Libro: Voces de Chimalpopoca

Libro ilustrado por Shu Otero, narrativa de las vivencias ocurridas por el sismo del 19 de septiembre de 2017.

Shu Otero, artista de Navarra (España), ocupa la creación de la historieta como testimonio y denuncia del sismo en Morelos el 19 de septiembre de magnitud 7.1.

En sus viñetas plasma las vivencias de lo que pudo comprobar de primera mano en la Colonia Obrera de la Ciudad de México, en especial en el edificio que se derrumbó en las calles de Bolívar esquina con Chimalpopoca. Un lugar donde había una fábrica textil con muchos trabajadores ilegales de varios países.

Tanto el guion como el estilo ilustrativo que utiliza Otero, nos habla del desastre, los rescates y las injusticias que se vivieron durante el 19 de septiembre y días posteriores al sismo, injusticias que actualmente siguen afectando a la sociedad. Esta propuesta documenta con viñetas un tanto crudas, sus recorridos por la ciudad, necesarias para que el lector se pueda inmergir con cada una de las historias plasmadas.

El asombro, miedo y desesperación, permanecieron varios días después de ese martes 19, esas emociones quedaron plasmadas en cada cuadro del libro.

Fue así como «Voces de Chimalpopoca» ilustra el dolor de Jaime, uno de los que vivió en primera persona este derrumbe, o a Fernando Sánchez, uno de los activistas que ha luchado por sus familiares y a otros que perdieron a sus seres queridos en este derrumbe.

«Ese derrumbe era un lugar donde se cruzaban de manera más evidentes las historias del 85 y del 17, hay muchas diferencias profundas, pero siento que se cruzaban muchas reivindicaciones interesantes. Por un lado porque los derrumbes en esa colonia en 1985 provocaron unas reacciones y un levantamiento de las mujeres obreras que estaban trabajando en unas situaciones terribles», explica Otero.

Muchas páginas relatan la negligencia por parte de las autoridades de gobierno y por parte de los dueños fantasmas de este edificio “Chimalpopoca”, Otero refiere que años después se vuelve a repetir injusticias en el sector obrero y precisamente con las costureras. De ahí que la principal conclusión a la que nos llevan estas páginas, construidas a lo largo de tres años, es que es necesario analizar cómo habitamos la Tierra porque el hecho de que tiemble no debería ser sinónimo de muerte. «La cuestión no es si la tierra tiembla, sino cómo estamos habitando este territorio», matiza la autora.

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